la absoluta certeza de tu propia muerte
en cualquier esquina
pensar que de algún modo
como escribió aquél
de algun modo ya estas muerto

pero ahora
tu brazo sobre mi pecho
tu respiración dormida contra mi oreja
el calor de tu muslo bajo mi muslo
las piernas entrecruzadas
nuestros cuerpos anudados
y mi miedo a morir llamando a la puerta
para hacerse un hueco entre nosotros y la noche
un hueco que no le corresponde
pero
tan listo és
el miedo
sabe substituir a nuestros besos
sabe ocupar el tiempo de las caricias
si no nos las damos
porque te duermes
navegando en tu borrachera de humo

y lloro
y no te das cuenta
o lo obvias
que es todavía quitarle más centímetros
al camino que me separa del mármol

he llegado caprichosa
y vendida al deseo

no estoy lista para dormir

coincidencia coordinada

noche de un día de nieve
la casa ya no es de quién solía habitarla
ahora pierdo mis  horas entre estas paredes
gano mis horas cerca de estas ventanas
y hoy ha nevado
poco
suficiente para saber que adoro las tardes
cuando estamos cerca
perdidas nuestras atenciones
en viajes paralelos
cerca
el uno del otro
y a ratos besarnos
lo suficiente para saber que estamos
cerca
y no tanto como para distraernos
de nuestros quehaceres mundanos
de privilegiados que trabajan en casa
cuando se sienten tocados
por esas musas invisibles
inexistentes
trabajando a todas horas pero sin jefe
suertudos
y cansados
y ya de noche
yo leo a bukowsky en el sofá
tu lees algo que ignoro
dentro de la estufa cruje la leña
en la cocina la tila se enfría
y ya no nieva
y parecería que nunca ha nevado
pero sí
hoy ha caído la nieve y nosotros en casa
esta casa que debe ser de alguien
aunque no sabemos como ni cuando
esperando esta noche
de un día de nieve