privilegio (uno)

Ha quedado la ventana abierta desde la madrugada.
Nos dormimos entre el calor de nuestras pieles.
Ahora el sol ya está en el cielo.
Terminó de estar toda la noche bajo el mar.
Y ya sólo nos quedan las piernas cruzadas,
de aquel abrazo en el que nos dormimos.

El viento como todo ruido.
Mañana de domingo.

Entonces me despierto
y me deslizo
sin pensarlo demasiado
sin pensarlo en absoluto
acto reflejo que me aboca a
pasar mi mano por tu espalda
hasta volver a ese punto cero de nuestra noche antes del sueño
y me quedo así
respirando tu cuello
unos segundos
o minutos
o vidas
hasta que te deslizas
sin pensarlo demasiado
sin pensarlo en absoluto
y te quedas sentado un instante
cabeza entre las manos
ojos cerrados
todavía soñando
o ya soñando
y decides empezar tu día
regalándome un café.